
In memoriam, Noemí Downes Peirú
Hace unos días, un antiguo alumno y buen amigo me llamó para informarme del fallecimiento de una antigua profesora y buena amiga de ambos: Noemí Downes Peirú.
Noemí Downes Peirú fue profesora -asociada primero y contratada doctora después, de las primeras acreditadas- del área de Derecho Internacional Privado de la Universidad de La Laguna. Su tema de tesis era el tratamiento de los contratos de tiempo compartido desde la perspectiva de su disciplina y fue ahí donde trabamos una relación académica que luego se trocó en amistad. La elegancia de sus formas contrastaba con la contundencia de sus argumentos. Sus consejos tenían la dureza de una sinceridad descarnada; un puño de hierro en un guante de seda como expresión de una genuina preocupación por el devenir académico de alguien que empezaba a construir su carrera y a quien le quedaban muchas lecciones que aprender.
En la Facultad de Derecho de La Laguna desempeñó varios cargos de gestión, como la coordinación de la ya desaparecida Aula Aranzadi -cuando la base de datos precisaba de un soporte físico para ser consultada- o la de los programas de movilidad internacional. Cuando años después asumí esta última responsabilidad, su experiencia compartida me ayudó para iniciar otra vivencia de la que, nuevamente, recibí valiosas lecciones.
En fechas recientes, trabajos de orden doctrinal y judicial me llevaron a releer algunas de sus aportaciones en materia de tiempo compartido. La Jurisprudencia -entendida aquí como la ciencia del Derecho- tiene la característica de que sus contenidos quedan desfasados en cuanto hay una reforma legal. «Las tesis envejecen» me decía Noemí, como recordatorio de que tenía que terminar el doctorado. Sin embargo, esta regla general tuvo y tiene en sus aportaciones sobre los aspectos internacional-privatistas del timesharing una excepción: treinta años después, sus conclusiones siguen siendo tan válidas como cuando las escribió y sus argumentos son tan sólidos como lo fueron entonces. La compañera, la amiga ya no está, pero su trabajo sigue aquí.